Por: Carlos Navarro López

Debe haber sido en 1975 o 76, ya no recuerdo muy bien pero por esas fechas de pleno apogeo de las luchas estudiantiles en nuestra Universidad Nacional (sí, nuestra) y en el ITSON y sobre todo en la Universidad de Sonora numerosos grupos de jóvenes estudiantes nos incorporamos al movimiento estudiantil y en algunos casos y junto con ello, a la lucha revolucionaria clandestina, a la lucha radical por derrocar al poder burgués en nuestro país, aunque tambien clara y decididamente nos incorporamos a la solidaridad internacionalista (apoyando al Viet-nam,a la revolución cubana ,etc.).

Época de revueltas juveniles en el Mundo, masificadas y generalizadas por la gloriosa y valiente generación del sesenta y ocho.

Abrazamos con fervor la lucha contra el imperialismo Yanqui y su política intervencionista.

Nos manifestamos en todo el país contra los golpes militares en América Latina. Repudiamos al general Augusto Pinochet y el cobarde derrocamiento violento del presidente Socialista Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973.

Apoyamos con todo a la revolución Sandinista (cuyo gobierno es hoy decepcionante) así como a la insurrección popular del FMLN en el Salvador y a la menos Conocida Unidad nacional Revolucionaria Guatemalteca (URNG).

Tengo días acordándome de cuando fundamos el Comité de Lucha Ideológica (COLI) en la preparatoria que en esos tiempos se llamaba CECYT 220 en ciudad Obregón.

Habíamos intentado algunos novatos activistas ganar la sociedad de alumnos con la planilla Roja en la secundaria ETI 64.

Nos bloquearon las autoridades, nos impidieron participar y decidimos fusionarnos con la planilla azul y terminamos apoyando y ganando como planilla Rojiazul con el compañero Esteban Michel Ramírez. Le ganamos a la planilla blanca de la dirección que presidía un compañero de apellido Hinojoza.

Nosotros, los rojos propusimos a la mesa directiva a nuestro compañero Gustavo Martínez Zamorano (matarile) y le hicimos campaña a la rojiazul.

Eso no gustó a las autoridades del plantel e intentaron hacer lo mismo en el siguiente ciclo escolar, ya en la prepa del CECYT.

A algunos nos condicionaron la inscripción a no propiciar ni participar en las sociedades de alumnos.

No lo pudieron evitar.

En cuanto se convocó a elecciones de la sociedad de alumnos de la prepa nos inscribimos dos planillas para la contienda. (No recuerdo si había una tercera, desmadrosa).

Otra vez, la planilla Roja, con varios integrantes como Lourdes Islas Carbajal (creo la única mujer), Filiberto Valenzuela, Gustavo Martínez. Y yo como candidato a la presidencia.

Contra todos los pronósticos le ganamos con mucha diferencia a la planilla oficial que encabezaba un amigo mío de la secundaria, excelente orador y poeta, por cierto (Alfonso Valenzuela Segura) e integraban varios compañeros como El Ciro (del IMSS) que ya eran grandes.

El Inge. Justino Amaya Madera, director del plantel en ese momento fue muy respetuoso de la decisión del alumnado y nos reconoció y ofreció todo el apoyo, incluso con cubículo y mimeógrafo para nuestras publicaciones.

Batallábamos mucho para que nos dejaran entrar a los salones para informar algo. Había mucha cerrazón e intolerancia de la mayoría de los profes. Con contadas excepciones como el gran Victoriano García Anguis, Arón Manríquez, René Valdez.

Había mucha efervescencia y luchas diversas por todo el estado (sobre todo campesinas y estudiantiles).

En una ocasión nos fuimos un grupo avituallados con alimentos, libros marxistas, cobijas, sartenes de entre quienes recuerdo a los leales (mentolato y pana), los Mendoza (cabezón y mi compadre Antonio), los navarros (mi hermano Fdo, Y yo).

Leeríamos entre otros textos el Manifiesto Comunista de Marx y el Qué Hacer de Lenin. Y haríamos prácticas de tiro para la revolución con un rifle viejo calibre 22 (el tirapatras) que llevábamos desarmado oculto en una cobija.

Recuerdo que el mentol canto mucho y con mucho sentimiento en la madrugada una canción…vivir en el mundo…con una ilusión…a grito abierto. Todos caímos rendidos de cansancio por la caminata entre los inhóspitos cerros por donde mi carnal nos guiaba en búsqueda de agua.

Una noche de esas discutimos la problemática de la escuela. Decidimos empujar un movimiento estudiantil en lo inmediato contra las colegiaturas y un camión escolar para los viajes de estudio, el cual se conseguiría un año después por el consejo estudiantil que se originó del COLI y de otra elección de sociedad de alumnos que se transformó en el consejo estudiantil representativo como nos influyeron nuestros contactos en los enfermos de la FEUS de Sinaloa.

Dimos la lucha. Mítines, volantes, pintas en las paredes, paros.

Nos ligamos a otros grupos estudiantiles como los activistas de la normal rural del Quinto, de la prepa popular de Cajeme (incorporada a la Universidad Autónoma de Guerrero, los compañeros del CBTA 38 del Tobarito (Temo Ruiz,Lupe Rodriguez,Lacho Espinoza) a los activistas del CBTA 26 de Vícam que encabezaban Alejandro Valenzuela (el Teco) ,el Tavo Montiel, Bardomiano Galindo, entre otros.

De ellos, de los de Vícam, cuando fuimos a apoyar su huelga, tomamos el nombre de Comité de Lucha Ideológica.

Ahí, en el CBTA 26 delegados, de varias preparatorias, entre ellas la UNISON (Cesar Gallegos, Marcos Medina, Norberto Manzo) , el CREN ,además de las mencionadas anteriormente, constituimos después de horas de discusiones muy fuertes entre nosotros un organismo de coordinación que llamamos pomposamente Frente Regional Estudiantil Revolucionario (FRER) pues algunos se opusieron a que nos denomináramos simplemente Frente Estudiantil Revolucionario (FER) pues era uno de los grupos fundadores de la LC23 S.

Luchábamos en nuestras escuelas y apoyábamos las luchas campesinas por la tierra como las invasiones (tomas, le llamábamos nosotros) de lo que sería el frente campesino Independiente (FCI).

Pero esa, es otra Historia.